Cuestión gremial en el Alto Valle: ¿Dónde quedó la representatividad de lxs trabajadorxs?
En los últimos meses y en el contexto de pandemia, prensa y salud fueron, sin dudas, grandes actores del ámbito laboral. Por sus tareas, pero también por sus reclamos. Y en medio de medidas de fuerza, replantearon la representatividad de los sindicatos de cada sector. Por el lado de salud, los gremios del Alto Valle han sufrido una deslegitimidad por la tendencia a la burocratización que los caracteriza. En el sector de prensa en Río Negro, resurgió el reclamos por el porcentaje Adicional por Zona Desfavorable en sus salarios y por mejoras en las condiciones laborales. Dos ámbitos distintos, aunque preponderantes, coinciden en la reorganización de sus reclamos y la movilización por fuera de los espacios sindicales. ¿Cómo lograron organizarse estos sectores? ¿Cómo consiguieron que se incorporen los trabajadores recién ingresados, muchas veces reacios a la sindicalización?
Lunes 23 de agosto del 2021. Mediante un comunicado en redes sociales, la Comisión Normalizadora del Sindicato de Prensa del Alto Valle de Río Negro afirmó: “luego de un año de reclamos y luchas en los principales medios de comunicación de la región, lxs trabajadorxs de prensa decidimos organizarnos y prepararnos para normalizar el Sindicato de Prensa del Alto Valle”. El pasado 20 de julio, los trabajadores de prensa de la región lograron la obtención de la Zona Patagónica, un ítem negado durante 13 años, y en gran parte fue por la movilización realizada por las Asambleas de distintos medios.
Jornadas de retención de tareas y paros fueron algunas de las medidas que llevó adelante este grupo, que fue constituido tanto por la Asamblea de Trabajadores del Diario Río Negro como por el Sindicato de Prensa de Neuquén y demás trabajadores y trabajadoras de distintos medios regionales.
Miércoles 24 de febrero del 2021. Con más del 95% de las camas de terapia intensiva ocupadas, el Gobierno de Neuquén comenzó las negociaciones salariales aún habiendo incumplido los aumentos pactados para 2020. El ofrecimiento del 12%, aceptado por ATE, desató un vendaval que terminó en la reconfiguración del mapa de gremios y sindicatos de la provincia. Es que en base a esto se creó el grupo de Autoconvocados de Salud de Neuquén, conformado por trabajadores y trabajadoras que no pertenecían -o no se sentían representadas- por ATE ni UPCN.
Desde ese día se realizaron diversas manifestaciones, que fueron escalando desde las primeras protestas en el Monumento a San Martín hasta el bloqueo a los accesos a Vaca Muerta, una medida que tuvo impacto nacional. Así lograron una suba en la oferta paritaria, aunque aún no se cubrieron los incrementos impagos del 2020.

En la actualidad, la puja entre trabajadores de prensa y propietarios de los medios de comunicación sigue vigente en todo el país, con reclamos similares a los que se han sostenido históricamente. Según el Foro de Periodismo Argentino en su Informe 2017–2018 del Observatorio y Alerta Laboral de Periodistas, se registraron 1.791 puestos de trabajo perdidos en la prensa argentina. En el año 2017 se detectaron 861 despidos y 253 retiros voluntarios y, en 2018, se registraron 543 despidos y 134 retiros voluntarios. Con variables según cada año, la situación sigue siendo complicada para los trabajadores del sector. Sin embargo, en la región, se logró un avance histórico en los últimos meses: después de 13 años de postergación, los trabajadores obtuvieron la Zona Patagónica. Y no fue casualidad.
Uno de los puntos clave en esta reconfiguración de los sindicatos en la región es la participación de los trabajadores recientemente ingresados. Hay una característica que se repite considerablemente en este grupo: la desconfianza hacia los gremios ya establecidos, los más tradicionales. ¿Significa esto que ningún recién ingresado piensa en agremiarse? No necesariamente. Pero si que, en proporción, son más los trabajadores que no se agremian que los que efectivamente lo hacen.
“Hay compañerxs que no estaban afiliados a ningún gremio, y que incluso se resistían a la afiliación por una cuestión de desconfianza”, explicó Patricia Baeza, delegada de los Autoconvocadxs de Salud en Roca.
Al respecto, Baeza explicó algunas de las causas que llevaron a que muchos compañeros de trabajo no se afiliaran a los gremios ya existentes, lo que desencadenó la creación de los autodelegados. “Desconfianza… Y también una pérdida de autoridad del delegado gremial en tanto deja de trabajar. Muchas veces había compañerxs que decían no querer afiliarse porque con esa cuota, bancaban a alguien que dejaba de trabajar a costa suya. Estaba -o está- esa mirada sobre quien ejerce el rol sindical desde un lugar de parásito”, comentó. En simultáneo, Patricia expresó que “muchos compañeros, yo entre ellos, empezamos a entender que debido a los conflictos que había en las organizaciones, necesitábamos un amparo legal. Y a regañadientes, nos afiliábamos. El año pasado, en desacuerdo con lo que los gremios estaban arreglando y por la ausencia de los delegados en el ámbito laboral, decidimos juntarnos y surgieron los autoconvocados. Ahí toma fuerza esa figura”.
En este sentido, el sociólogo y doctor en Ciencias Sociales, José Luis Bonifacio reflexionó al respecto y manifestó que “los sindicatos tienden a burocratizarse, a arraigar estructuras burocráticas y las juventudes lo que tienen que hacer es a tratar de desburocratizar esos sindicatos y a veces lo hacen por fuera como pasó en el caso neuquino, con el último conflicto que pudimos ver en el sector de salud”. A partir de este conflicto, el personal de salud de Neuquén construyó su identidad de resistencia como ‘los elefantes’ por no verse representados por el acuerdo de los dirigentes sindicales y el gobierno de Omar Gutierrez. Bonifacio agregó que “la tendencia a la burocratización es algo histórico en los sindicatos, es una invariante del momento que los reconoce el estado. Al reconocer el Estado, la negociación colectiva del trabajo, inmediatamente intenta tener cierto control sobre la dirigencia sindical para encaminar la conflictividad social”.
Juan Thomes, fotógrafo y parte de la Asamblea de Trabajadores del Diario Río Negro, profundizó al respecto. “Hay prejuicios hacia los gremios, claramente. Muchos asocian las políticas gremiales de sindicatos viejos y burocráticos a lo que es Fatpren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa), por ejemplo. Y la verdad es que hoy en los sindicatos de prensa hay más libertad y hay mucho más espacios donde se pueden llegar a realizar cosas. Esto no quiere decir que en prensa no haya burocracia: hay bastante de hecho. Y hay un intercambio generacional que se tiene que dar. Ni siquiera sé si es generacional, sino de actores que están hace años en el sindicato”.

¿Qué se busca con este tipo de cambios? “Es necesario renovar porque en la renovación está la frescura, y en la frescura vamos a encontrar nuevas ideas, que estaría bueno. Creo que la renovación y la salida de algunos nombres de los sindicatos puede llegar a ser un factor que invite a que otrxs entren”, explicó Thomes. Y nuevamente aparece la figura de un nuevo espacio, distinto a lo habitual, lejos de la burocracia y la imposición.
El planteo puertas adentro tampoco parece ser una solución. Por ejemplo, en salud resultó ser uno de los desencadenantes de un nuevo espacio. “Dentro de los gremios, particularmente de ATE, los que estábamos afiliados intentamos establecer algún nivel de discusión. Dejar de ser afiliados comunes para empezar a militar e instalar nuestras preocupaciones. Eso terminó mal, porque hay ciertos manejos en esos gremios tan grandes donde hay algunos planteos que, si van en contra o hacen una crítica, quedan totalmente segregados”, explicó Patricia. Y los gremialistas enquistados, que aparecen como uno de los motivos de desconfianza, se tornan una amenaza real para quienes buscan una alternativa. “No hay lugar para la mirada diferente. Pasas a ocupar un lugar marginal dentro del gremio. Agotada esa instancia, entendimos que había que buscar otro camino”, agregó.
Bonifacio caracteriza como ‘escandaloso’ lo que hizo el gremio ATE con salud, el proceso de organización de base por fuera del sindicato lo llevaron adelante sectores que ya habían tenido experiencias organizativas. Muchas de las personas que integraron el reclamo de salud en Neuquén participaron de las tomas universitarias del 2004 y 2006. Bonifacio expresó que “hay una íntima conexión en la región del Alto Valle entre el movimiento estudiantil y el papel de los sindicatos, en varios sectores sociales”. Luego agregó que, “cuando el sindicato se desplaza tanto y se burocratiza de tal forma, se desconecta prácticamente de las bases sociales y necesariamente va a surgir de sectores más jóvenes demandas de descontento, la crisis, la pandemia, la exposición y todo eso provocó lo que sucedió en Neuquén”.
Queda claro que los jóvenes encuentran distintos motivos, sean válidos o no, para no agremiarse. Pero, ¿qué ocurre con quienes finalmente deciden dar el paso? ¿Qué lleva a un trabajador a romper con esos prejuicios y sumarse a un sindicato?
“Decidí participar de la Asamblea de periodistas porque entendí que hacía bastante tiempo que había muchas injusticias que nos rodeaban en la profesión, pero que no había espacios para construir consensos”, explica Daniela Castro, periodista del Diario Río Negro y participante de la Asamblea de Trabajadores del mismo espacio. “Al empezar a participar, comprobé que efectivamente necesitábamos unirnos para ganar más derechos y deshacer esas injusticias, que habían ganado terreno en la desunión y la falta de diálogo entre todes”, sumó.

La periodista comentó que al ingresar a estos espacios, se persiguen varios objetivos. “Ya poder establecer las bases del Sindicato de Prensa en el Alto Valle sería un montón. Hace muchos años que es necesario y siempre, por distintas razones, no llegamos a conformarlo. Esa sería mi expectativa hoy”, comentó. Además, aseguró que “una vez armado, va a ser una herramienta de utilidad tanto para nosotros como para otras organizaciones, que nos permita poner límites para mejorar las condiciones laborales que hoy afectan mucho; por ejemplo, mejoras salariales, reconocimiento de la zona como tal, escalafón laboral, protocolos de género y más”.
En el caso de los trabajadores de Salud, la búsqueda de un espacio autoconvocado también responde a un pedido de derechos no respetados, de la misma forma que es la bandera de la disensión ante el actuar de los gremios más tradicionales.
“Al momento del surgimiento, y como ya había antecedentes también, enfrentábamos determinados conflictos que no tenían resolución a través de los gremios; o las formas de resolver de estos no respondían a la defensa de nuestros intereses. Nos reunimos para hablar de esto mismo, preguntándonos qué pasaba con nuestros gremios. La mayoría estábamos afiliados a ATE o UPCN, pero nos juntamos desde otro lugar, al no encontrar respuestas en nuestros representantes”, aseveró Baeza.
El crear un nuevo espacio es también una respuesta ante la falta de discusión dentro de los gremios tradicionales. Así lo explicó Daniela, que aseguró que “las últimas experiencias nos demostraron que mover las burocracias de los distintos sectores que nos atraviesan es difícil”, pero que al generar un recambio dentro de los espacios de sindicalización, la cosa cambia.
“Confío plenamente en que como espacio tenemos la capacidad para imponer nuevas agendas, obligadas también por la dinámica laboral actual, debates y los tan necesarios cambios. Siempre que acompañe el conjunto, eso es fundamental. Sobre todo, porque si las conducciones no están a la altura de la realidad, las bases desbordan y es lo que considero que nos viene sucediendo en la región”, comentó Castro, quien añadió que “en lo personal, en la Asamblea creo que están dados los espacios para hablar y proponer iniciativas. De las veces que nos reunimos, nunca sentí que se avasallara la palabra o se definieran cosas que no me representaban”.

En base a estos ejemplos, parece ser allí donde se gana la adhesión. En el debate, el intercambio, el empuje. No desde la imposición, sino desde la conversación.
“No sé si fue específicamente por los recién ingresados, porque en los diarios los ingresos se han parado hace un par de años… Pero si es cierto que lxs trabajadorxs del Diario son una masa que no tiene miedo. Quizás no cuentan con el amedrentamiento que sí tenían otros empleados. Van para adelante”, asegura Thomes.
Respecto a la estrategia para convocar a quienes tienen dudas, Baeza explicó que la conformación de los autoconvocados busca justamente derribar todos esos miedos. “A nosotros nos juega a favor el hecho de que hay una expectativa alta porque nunca hubo un gremio específico de trabajadores de salud pública. Eso es una herramienta muy interesante porque seduce a los compañeros, sienten que hablamos el mismo código. Es una estrategia sumamente importante”, asegura. Y la clave está en que “cuando cualquiera de los que estamos como directivos o delegados hablamos de algún tema que tenga que ver con la dinámica de trabajo del hospital, hablamos en el mismo código que nuestros compañeros. Y eso genera adhesión”.
No es la única virtud de este flamante espacio: “Se valora, sobre todo, el no abandonar nuestros lugares de trabajo, sino reforzarlos. A nosotros nos encuentran ahí, en el trabajo. Lo queremos capitalizar porque sabemos que es algo que ha sido muy cuestionado, más allá de que personalmente yo creo que un dirigente gremial necesita tiempo para militar. Es difícil sostener las dos cosas. Pero de ahí a desaparecer del lugar de trabajo es otra cosa, perdés legitimidad con tus compañerxs”. Y después… después será otro momento. “Cuando esto crezca más si, quizás algunos deban delegar algunas tareas, pero no implica no estar en nuestros trabajos. Es reivindicar el trabajo como espacio de encuentro, un lugar donde estar con los compañeros y compañeras”, añadió.
El surgimiento de nuevos espacios, o la incorporación de los trabajadores a estos ámbitos, trae sus consecuencias. Se busca sacudir las estructuras, lograr un cambio. Esté o no en proceso. “Todavía hay muchos modos y cosas por cambiar, pero lo que sí se modificó fue la manera en que logramos ponernos de acuerdo y construir el espacio de asamblea que hoy nos nuclea”, asegura Daniela.

Esta nueva dinámica para los trabajadores recientemente ingresados es también un disparador de ideas. “Creo que me gustaría desandar dentro del periodismo el maltrato, sobre todo contra las mujeres periodistas — que somos muchas -, y trabajar en temáticas de género: sería ideal proponer una agenda de géneros, con capacitaciones por ejemplo, la incorporación de la ley Micaela en medios de comunicación, la generación de espacios específicos como lactarios en las empresas del rubro, y mucho mucho más”, cuenta Castro. Y asegura que “confío en que así como vimos la asamblea constituirse, y parecía algo tan lejano, podemos avanzar en esas materias”.
Las asambleas aparecieron. Los espacios llegaron. Los trabajadores de salud lograron avanzar en sus reclamos en medio de un contexto tan desfavorable como la pandemia. Y los trabajadores de prensa pudieron avanzar con algo que siempre generó cruces, como la Zona Patagónica.
“La clave para destrabar la paritaria y los debates en el ámbito de prensa fue la unión y el movimiento que tuvieron lugar, por ejemplo, en el diario Río Negro. El hecho de que el Río Negro se levante modificó mucho la situación, porque el diario más grande no tenía un reclamo hacia adentro quizás. Es el diario que tiene mayor incidencia, mayor fuerza y mayor cantidad de trabajadores por lejos en la Patagonia; y era un tema que estos trabajadores no se sumen a algunos reclamos. Creo que eso fue importante, al igual que esta conducción de Fatpren que aceptó que se lleve adelante esta discusión, más allá de diferir con algunas cuestiones. Conducciones anteriores no le han dado lugar al tema”, comentó Thomes.

Desde una mirada académica, Bonifacio comentó que “hay una teoría en la cual las clases siempre están en continuos procesos de construcción, desestructuración, desorganización y reorganización, entonces constantemente ves ese proceso. Y quienes tienen el papel fundamental dentro de ese proceso de organización y reorganización de la clase son las juventudes”. Quedó en evidencia en el contexto actual, en el cual una pandemia atraviesa todos los sectores de la sociedad, que hubo una necesaria desestructuración y reorganización social. Y los espacios sindicales no fueron la excepción.
Los cimientos del sindicalismo
Pero claro, hay toda una historia por detrás. Y bien vale empezar por el repaso de los gremios y sindicatos en nuestro país. En Argentina, estos espacios adquirieron un lugar importante en los ámbitos de trabajo a lo largo de los años. Éstos sindicatos nacen con el objetivo de obtener mejoras salariales y de condiciones de trabajo; así como también mejorar la calidad de vida de lxs trabajadorxs. El contexto económico, político y social influyó directamente en los propósitos de las organizaciones sindicales, sus estructuras y sus formas de organizarse.
La aparición de medidas de lucha como las huelgas y los reclamos de los trabajadorxs al estado y a los sectores empresariales datan de hace varios siglos. Miles de inmigrantes llegaron con ideales de lucha que se venían gestando en la Europa del anarquismo y las revoluciones. El primer sindicato argentino fue la Unión Tipográfica, en 1878; y para 1880 ya había 21 sindicatos creados.
En 1930, se formó la Confederación General del Trabajo (CGT). Su creación es considerada un acto de trascendencia política en el país, porque preparó las condiciones para que la clase obrera argentina dejara de ser un actor marginal en el proceso histórico, y pase a ser un protagonista activo.

Esto se modificó en la década del ’40 por la intervención de una dictadura cívico-militar integrada por sectores antisindicales, la cual condujo una serie de cambios económicos y productivos que afectó la consolidación de la clase obrera y al movimiento. Una de las medidas del gobierno fue disolver la organización obrera, y luego sancionó una ley que permitió la intervención del Estado sobre los sindicatos.
Como consecuencia, se creó una alianza entre sindicales socialistas, comunistas y sindicalistas, que propusieron crear una Secretaría de Trabajo, fortalecer la CGT y sancionar una serie de leyes laborales que aceptaran los reclamos históricos del movimiento obrero argentino. Poco después, la coalición entre sindicalistas y militares logró que el gobierno militar escogiera a Juan Domingo Perón como Director del Departamento de Trabajo.
En el año 1946, una serie de reformas sociales prometidas por Perón se efectivizaron, incluyendo la sanción de la ley 12.921 que admitía el “derecho sindical democrático”.
La asunción de Perón al poder marcó un antes y un después en la historia de las organizaciones sindicales y en los derechos de los trabajadores, las leyes laborales y el incremento de los salarios. Durante los años siguientes, acontecieron diversos sucesos que fueron introduciendo cambios de políticas económicas, sociales y laborales, y que marcaron avances pero también retrocesos en estas dimensiones. Todo esto derivó en un descenso en la afiliación a los sindicatos, y en el descreimiento de muchos trabajadores hacia este tipo de organizaciones.
La historia sindical argentina se caracteriza, entonces, por ser una incesante historia de huelgas, luchas entre organizaciones de diferentes corrientes, el Estado y empleadores.
Sí de trabajadores de prensa hablamos, el primer proyecto de ley para regular la actividad periodística se llevó adelante por un diputado de la Unión Cívica Radical, Victor Guillot, en 1926. Si bien no tuvo éxito, planteaba ideas como la definición de las tareas de los trabajadores de esta actividad, un sueldo mínimo, el derecho a una bonificación equivalente al 20% del sueldo inicial cada tres años, y varias más.
Estas propuestas fueron debatidas durante 18 años para luego ser plasmadas en el Estatuto del Periodista. La ley 12.908 fue decretada en 1945, votada en el Congreso en 1946 y luego promulgada por Perón.

Los directores de los grandes diarios se negaron a aceptar que sus negocios eran industrias con fines de lucro. Los gremialistas, a pesar de los debates internos, actuaban como representantes de los trabajadores de prensa. Por ello, defendían el Estatuto, cuestionado por los sectores empresariales, quienes incluso llevaron adelante presentaciones judiciales.
En el debate participó la Federación Argentina de la Prensa (FAP) que fue fundada durante el Congreso Nacional de Periodistas -el primero con carácter gremial-, realizado en mayo de 1938 en Córdoba e impulsado por el Círculo de la Prensa local. Éste último se negó a participar de la FAP con el argumento de que reivindicaba ideas gremiales.
El Congreso Nacional de Periodistas, además de proponer formas de organizarse a nivel nacional, también promovió escuelas de periodismos, un contrato colectivo de trabajo e instituyó el 7 de junio como el día del Periodista, en homenaje a la aparición de la primera edición de la Gazeta de Buenos Aires.
En 1939, finalmente, fue aprobada a nivel nacional la Ley 12.581 de jubilaciones y pensiones para periodistas. En el mismo año se fundó la Asociación de Periodistas de Buenos Aires (APBA).
Por Vera Orrego y Juan Cuccarese.-